viernes, 7 de marzo de 2008

VII. Vida Cotidiana:

Descripción de una escena de la vida cotidiana:
Después de un largo día, llego a una casa, ni grande ni pequeña, mediana color blanca y con dos carros estacionados en la entrada. Entro a la casa por la marquesina y luego abro una puerta de madera, ya me encuentro en lo que parece ser una sala. Veo muebles y un comedor con cuatro sillas. En uno de los muebles esta un jovencito sentado viendo televisión, me ve y me saluda. De la cocina sale una mujer con una camisa y unos pantalones cortos, con el pelo amarrado en un rabo, me ve y me da un beso en la mejilla y me pregunta como fue mi día. La mujer le dice a el joven que sirva el refresco mientras ella sirve la comida. El jovencito se levanta y va a la cocina. Coge cuatro vasos y los llena de hielo y les echa refresco. La mujer llama a un hombre. Un hombre sale de un cuarto de la casa, viste un pantalón corto y no usa camisa, se dirige a la cocina. Me ve y me saluda y pasa al otro lado de la cocina y se sienta en una silla frente al "counter". La mujer pone un plato de comida frente a el y el jovencito le entrega el refresco. Cada cual coge su plato de comida y su refresco, la mujer se sienta en un mueble, el jovencito se sienta en el comedor y yo también. Todos comienzan a comer. El jovencito se para y vuelve a la cocina y coge una hoja de papel toalla. El hombre lo mira, sin haber empezado a comer. El jovencito lo mira, mira el plato, se vira busca en el escurridor una cuchara y se la da a el hombre. El jovencito vuelve al comedor y el hombre comienza a comer. Luego de que todos terminan de comer cada cual lleva su plato y vaso al fregadero. Luego el hombre sirve el postre y todos se sientan en la sala a comer y cada cual habla de como fue su día. La mujer habla de un niño que se fracturo un brazo y que fue a donde ella para que lo curara. El hombre habla de que un compañero de trabajo se cayo de un segundo piso de un edificio porque no uso su arnés mientras montaba unos tubos de electricidad. El jovencito habla de una pelea que se formo en su escuela entre dos jovencitas por un joven. Luego el jovencito sale de la casa diciendo que volverá a las siete de la noche, hombre vuelve el cuarto y la mujer se va a bañar. Yo me quedo fregando los trastes.

Teorización:
En el mundo de la vida cotidiana los significados son compartidos. En la descripción anterior de una escena de la vida cotidiana podemos detectar que se trata de una cena familiar. Podemos asumir que hay un padre, madre, hijo y hija. En la escena la madre es la que cocina y sirve la comida. El hijo es el que sirve los refrescos. Luego la madre llama a el padre, el padre sabe ya que es hora de comer y que su comida esta servida. Luego cada cual se sienta a comer, menos el padre. Cuando el hijo va a la cocina a buscar un papel toalla, el padre lo mira, hace un gesto con su cara y da a entender a su hijo que no puede comer porque le hace falta una cuchara. El hijo le da una, y comienza a comer. Luego de que todos comen, el padre en quien sirve el postre sin que nadie le halla dicho nada, en esta escena los participantes dan por entendido que luego de que todos hallan terminado de comer, se tiene que servir el postre, y este deber le toca a el padre. También podemos deducir que la madre es una enfermera que atendió a un paciente que se fracturo el brazo. El padre puede ser un electricista o un obrero que instala tubos de electricidad en edificios en construcción. El hijo es un estudiante en una escuela. Luego de la conversación, el padre vuelve a su cuarto, la madre se baña y el hijo sale a correr bicicleta o a jugar baloncesto con amigos vecinos. Y la hija se queda fregando los trastes, siendo esta su obligación y aportación en la casa, como un deber. Como podemos ver, los gestos y los sobreentendidos son esenciales en la vida cotidiana. Hacen y forman la vida cotidiana. Tenemos obligaciones para así poder llevar acabo la rutina de la vida diaria.

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